Desde el 30 de abril hasta el 3 de mayo, Madrid ha sido el escenario de las distintas actividades y marchas de una especie que cada día tiene más presencia en las ciudades europeas: los ciclistas. Así, la Criticona, principal agrupación de ciclistas urbanos en Europa, pedaleó la tarde del sábado por el centro de Madrid para reivindicar su derecho a ser parte activa del tráfico.
Por Adrián Verdugo (MamáTierra en CeroPretensiones)
Eran las cinco de la tarde y la Cibeles lucía menos espléndida que de costumbre, la mirada perdida, como si ya se resignase ante la visita de los miles de merengues que, según todos los medios de comunicación, se le vendrían aquella noche encima. Pero no contaba con que la Bici crítica le había preparado una sorpresa para esa tarde y, por ello, había convocado a las masas críticas de toda Europa. El fin era claro: reclamar que las "bicis" también son tráfico.
La hora de inicio de la concentración estaba prevista a las 18:00 aunque media hora antes, la acera del Ayuntamiento en su esquina con Alcalá ya lucía abarrotada. Según pasaban los minutos, más y más ciclistas surgían de todas direcciones: bajaban la Castellana, subían desde Atocha, venían desde el Retiro o salían de la estación de Banco de España con sus bicicletas a la espalda. Aunque la Cibeles estaba acostumbrada a ver a la masa crítica madrileña el último jueves de cada mes, sus ojos no daban crédito ante la cantidad de ciclistas concentrados esa tarde. Y los que todavía quedaban por llegar.
Alrededor de las 18:30 la acera del Palacio de las Telecomunicaciones se ha quedado sin un adoquín libre entre rueda y rueda y es que, según Clara, miembro de la agrupación Bici crítica de Madrid, "la cantidad de gente ha superado nuestras expectativas. No sólo hay madrileños; también han venido desde Alemania, Francia, Holanda, Italia e, incluso, desde Canadá". Por ello, quince minutos después, los agentes de movibilidad se ven obligados a intervenir en la regulación del tráfico, que ya comenzaba a verse desbordado por la concentración ciclista.
Sería en ese momento cuando los ciclistas decidiesen dar por finalizada la concentración para comenzar con la marcha por el centro de Madrid. Faltaban unos minutos para las 19:00 cuando los ciclistas comenzaron con su espectáculo. ¡Y qué espectáculo! Ver a los coches y autobuses clavados en la calzada, ante el paso de cientos de ciclistas que hacen sonar sus bocinas y timbres herederos de otros tiempos, es una sensación que no tiene precio. Me pareció que incluso la Cibeles sonreía al recordar otras tardes en blanco y negro, cuando por delante de ella desfilaban antiquísimas bicicletas de paseo hacia el Retiro.
Y si la diosa sonreía, también lo hacían los madrileños y turistas que veían entre atónitos y divertidos como las "bicis" ocupaban la Puerta de Sol y la Plaza Mayor, para volver de nuevo hacia la calle Alcalá y continuar hacia su siguiente parada. Y mientras esperábamos a que llegase todo el mundo de su expedición por el centro de la capital, Clara nos contaba emocionada "que lo mejor de todo era que esto no está preparado; que cada uno utiliza la bici para expresar algo distinto. Mientras unos lo hacen por ecología; otros simplemente tratan de dignifica un medio de transporte barato y eficaz".
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