En esta segunda parte, Juan Felipe Carrasco nos habla acerca de las instituciones que regulan los transgénicos en Europa. También de cómo está la situación en nuestro país, la postura de los distintos partidos y las "sospechosas" relaciones entre miembros de la Comisión de Bioseguridad Nacional y las empresas de transgénicos. Además, desmonta con razonables argumentos el tópico de los transgénicos como solución al hambre.
Por Adrián Verdugo (MamáTierra en Ceropretensiones)
A nivel europeo ¿cómo se regula lo que se puede o no se puede comer?
A nivel europeo lo más relevante es lo que ha pasado la semana anterior. La autoridad europea en materia de seguridad alimentaria, que es el organismo científico de la comisión Europea, encargado de aprobar y monitorar los transgénicos, tenía la encomienda de reautorizar el Monsanto 810. Y lo ha hecho, tras lo que ellos llaman "meses de trabajo concienzudo". Sin embargo, sabemos que esos estudios son totalemnte fraudulentos; que la propia agencia de seguridad alimentaria ha dicho que no tenía los medios ni la capacidad para analizar los efectos a largo plazo ni los impactos indirectos de los transgénicos- No obstante, han aprobado el Monsanto 810, cuando la mayor parte de las acusaciones que se hacen contra ese maíz son sus efectos a largo plazo. En fin una serie de aberraciones entodo el proceso de aprobación llevado a cabo hace diez años y de nuevo, también, en el reciente proceso de reaprobación.
Doce estados miembros de la Unión Europea se han mostrado críticos con esta reaprobación y han expresado su negativa a aceptarla. Además han enviado cartas cartas de protesta a la Comisión Europea. También once estados miembro, no todos correspondientes con los doce anteriores, han pedido a la Comisión Europea que se modifique la legislación de transgénicos y el derecho de los estados a paralizar y prohibir definitivamente los transgénicos.
Y, claro, lo que tenemos ahora es una situación en la que un maíz que había sido prohibido por sus potentes daños ambientales, es de nuevo aprobado por la institución europea encargada de velar por la seguridad alimentaria. Y esto no sólo a Greenpeace, sino a cualquier ciudadano responsable, nos parece más que una aberración política y ciéntifica, una tomadura de pelo. Además de que falta a la regla más básica de la democracia, que es proteger, aunque fuera por principio de precaución, a la población y al medio ambiente; y no proteger la cuenta corriente del señor Monsanto y de la señora Syngenta.
Lo curioso es que en los momentos en los que el juego democrático es protragonista, como en las últimas elecciones europeas, estos temas quedan desterrados de la agenda política.
En estas últimas elecciones al parlamento europeo, escribimos una carta a todos los cabezas de lista de los partidos que concurrían y solamente nos contestaron tres grupos. De todo el abanico de partidos que concurrían, a los que se les plantearon cuatro preguntas muy concretas sobre que pretendían hacer en materia de transgénicos, tan sólo recibimos respuesta de tres: Izquierda Anticapitalista, Iniciativa per Catalunya e ICV/IU. Los tres contestaron que prohibirían los transgénicos. El resto de formaciones políticas calladitas, calladitas... Y el primero, el PSOE. Porque si el PP no te responde, pues tampoco te va a sorprender a estas alturas de la vida.
"Las empresas de transgénicos cuentan con el respaldo del Gobierno, que no implementa las normas de transparencia en los registros públicos para evitar la contaminación de los cultivos colindantes."
Y en nuestro país, ¿cómo está la situación de los trangénicos? Hace unos meses se celebró en Zaragoza una manifestación a nivel estatal por el derecho a consumir alimentos libres de transgénicos. ¿Por qué en Zagaroza?
Se realizó en Zaragoza porque Aragón es, junto a Cataluña, la zona cero trangénica de la Unión Europea, puesto que somos el único Estado cuyo gobierno tolera el cultivo de maíz transgénico. Otro motivo es que allí está muy presente COAG, la Coordinaroda de Organizaciones Agrarias y Ganaderas, que ha tenido un papel muy relevante en la preparación de esta manifestación. Además, se celebró en Zaragoza porque la Consejería de Agricultura del PSOE está claramente posicionada a favor de los transgénicos.
¿Y tuvo respaldo esa manifestación?
Por supuesto. Estamos hablando de la mayor manifestación agrícola de la hsitoria fuera de Madrid. Y de la mayor manifestacióin en Aragón después de las del trasvase hidrológico y de la guerra de irak. Pero es que también ha sido la mayor manifestación antitransgénica de la historia de la Unión Europea. Con lo cual, estamos hablando de un momento clave para la sociedad civil, que ha dicho al Gobierno basta ya. ¿Y qué hace el Gobierno ante la respuesta civil? Nada. Porque a la semana siguiente nos reunimos con Jesús Casas, director general de desarrollo sostenible del medio rural, que se ha posicioanado claramente a favor de los transgénicos y que dijo que "aquello fue claramente una reunión de desinformados".
En Aragón los ánimos están bastante encendidos, puesto que el año pasado se cultivaron allí alrededor de 35.000hectáreas del MON-810. Y se ha descubierto, además, que cultivos colindantes con plantaciones transgénicas se han visto contaminados.
Efectivamente. Eso es lo que llamamos "la imposible coexistencia". Lo peor es que este problema afecta a pequeños agricultores, quienes al querer vender su producto contaminado, han visto como el mercado se lo ha rechazado. Además, ellos han tenido que costearse su análisis de la cosecha. Y lo más fuerte de todo: han tenido que distanciarse de las plantaciones de trasgénicos -perdiendo superficie de cultivo- y cambiar sus fechas de siembra para que no coincidan los tiempos de floración. Es decir, el contaminado tiene que poner los medios para subsistir, mientras que las empresas de transgénicos cuentan con el respaldo estatal que no implementa las normas de transparencia en los registros públicos para evitar la contaminación. de cuiltivos colindantes. Si esto es socialismo obrero, que venga Dios y lo vea. Esto es simplemente protección de los grandes dueños del capital.
En internet circula un informe sobre quién decide la política de transgénicos en España y donde salen a la luz sospechosas relaciones de miembros de la Comisión de Boiseguridad Nacional con empresas relacionadas con la agrogenética. ¿Son producto de la casualidad?
Por supuesto que no. Como tampoco lo es el nombramiento de Cristina Garmendia como Ministra de Ciencia e Innovación. Efectivamente, en el informe de Amigos de la Tierra, se demuestra como los miembros de la Comisión Nacional de Bioseguridad están muy vinculados a la industria de los transgénicos. No digo que estén a sueldo de ellos. Simplemente me refiero a que algunos compaginan trabajos en los dos sitios; otros han estudiado en ambientes endogámicos pro-biotecnológico y no quieren tener acceso a las visiones críticas sobre la industria agrogenética.
Hablando de escándalos... Antes comentaba acerca del arroz transgénico que se pretende aprobar. Y creo que la empresa que lo promociona también carga sus espaldas con un pasado algo oscuro.
Pues sí. Porque hacedos años Greenpeace denunció que la empresa Bayern era la responsable de uno de los mayores escándalos en la industria del arroz y que costó alrededor de 1.200 millones de dólares a la industria europea. ¿Qué fue lo pasó? Pues que Bayern vendió a la Unión Europea arroz transgénico, que después se demostró que estaba contaminado. Claro, extirpar esa cepa defectuosos de todo el entramado europeo de la industria arrocera due muy complicado y de ahí su coste tan desorbitado. Pero el daño ya estaba hecho y fue el dinero del contribuyente europeo el que tuvo que cubrir la chapuza de Bayern, la misma empresa que ahora nos quiere meter otro arroz transgénico.
"Argentina optó por la vía de los trangénicos. Hoy tiene tres millones de personas al borde de la hambruna inmedita. Por tanto, los transgénicos no son la solución."
Quisiera terminar con una de las grandes bazas con las que se busca la aceptación social de los transgénicos que es la problemática del hambre. ¿Puede dar datos que desmonten esta afirmación?
Lo primero es una cosideración: ¿cómo pretendemos que una tecnología, que no es más que una chapuza biológica diseñada para controlar geoestratégicamente la producción y el mercado, nos salve del hambre? La solución al hambre radica en la devolución de la soberanía alimentaria, no el la supuesta evolución agroquímica y petrodependiente. Un planeta cuyos agricultores se covierten cada día en obreros industriales de estas empresas agroquícas, es un planeta que se va por el retrete. Sin recuperar la soberanía alimentaria no hay solución contra el hambre. Y muchos menos mediante la tecnología. Una tecnología que, además, no está diseñada para producir más, sino para alimentar la producción de una idnustria secundaria de productos químicos. Por tanto, es la pescadilla que se muerde la cola. El mejor ejemplo de que esto no es una chufla de ecologistas lo podemos ver en Argentina. Un país que era el segundo mayor exportador de alimento del Sudámerica, pero que optó por la vía de los transgénicos. Hoy tiene a la mitad de supoblación por debajo de los 3 dólares diarios y a tres millones de personas al borde de la hambruna inmediata. Por tanto, los transgénicos no son la solución.
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